Danza


Ese, era el tiempo
cuando ardías con las teas
en la cumbre del quejido,
la primera vez del agua
en los ojos, en la piel
esa vida de hace siglos
cuando te servías de mí
y yo, entera, te bebía
con esa locura cruel.

Era otra vida, lo sé
bailabas para mí
tu vientre ondeaba
tus manos se elevaban libres
y el velo dejaba en tus ojos
lo pulcro del misterio.

Lo sé, era otra vida.

Hace tiempo
de un palacio te robé
y te llevé conmigo
a morir despacio
como muere lo ilógico,
el dolor exacto,
el beso sin razón,
el amor sin luz.

Era otra vida, lo sé.

Pero no recuerdes.
Hoy, duele ver caer la arena
del lado oscuro del reloj.

He llegado antes,
mucho antes.
Ya sufrí lo que debí,
he pasado y he vivido,
entendí la soledad,
el destierro del espíritu,
el dolor y la alegría,
viví la esclavitud
de este mismo instante
del que vendrá
que no me pertenece,
como a ti.

Pero tú, apenas arribas
son pequeñas tus alas
debes volar, entender el vuelo,
beber de este tiempo.
Tu belleza es hoy
tan perfecta,
más que ayer.

Amarás como sabes
te amarán.
Danzarás y, esta vez, no te veré
no habrá palacios ni huidas,
ni velo, ni ojos como luceros de hierbas,
no habrá exilio, oasis,
ni me debilitaré sobre tu piel,
ni beberé tu encanto,
ni llorarás tu gloria.

Te salvarás
jamás la soledad va a rozarte
ni el dolor hará llaga en ti.

No recuerdes, no lo hagas
sólo mírame otro siglo
en silencio, como lo hiciste ayer
mírame y jamás recuerdes,
que la traición es indigna
y lo imposible,
nos matará otra vez.

Era en otra vida, lo sé
aún puedo olerte
y morir allí

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