Espiral


Era un ser de luz
delicado, vulnerable
de alas frágiles
piel de lima
y sueños inmensos.

De su espiral
el mundo la bajó
y llegó hasta mí
un día mareado,
opaco de pretensiones
la dejó allí, parada
con su rostro invadido
enviciado de sonrisas
y brillos de agua.

Ebria de encanto
me invitó a seguirla,
y volé a su sol.

Fiarme de su mano
fue descubrir el aroma,
el abrigo al instante,
el oído listo,
la palmada innegable,
lo simple del encuentro.

Mi alma cantaba su canto
y moraba su pena.

Entendió el tiempo
la disímil alianza,
los pasos se fueron
en madrugadas serenas
donde sonreían burbujas
y saltaba la risa.

Aliada impredecible, era
reciente y lozana.

Pero el mundo volvió
con su embudo celoso
la reclamó, la vistió
la obligó a treparse veloz,
y ya no pude verla.

Ya no pude verla…

El espacio fue plomo,
se taparon los albores,
se velaron las risas,
se evaporaron las burbujas,
y ya no pude verla.

No pude verla…

Aunque la recuerdo,
siempre la recuerdo,
como las sombras
recuerdan la luna,
como el olvido
recuerda volver
y la tardes doradas
recuerdan las mariposas…
la recuerdo,
siempre la recuerdo.

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