Pensarte


Pensarte fue real
suspender muerte
voltear hacia otro espacio
cuando todo volvía
en ausencias lúcidas
silencio y vicios,
donde todo sabía a poco
y nada, era la verdad notable.

Pensarte fue girar,
voltear los modos,
las prácticas,
saber que volvías en aire,
en siluetas de humo vírgenes
en vapores ebrios
donde los excesos débiles
presumían libertad.

Y nada era cierto,
ni el cielo.

Pensarte derrumbó altares
crucificó mancebías
desterró el infierno amable
las manos granas,
lo bajo y bello
de las adicciones del instinto,
la imperdonable culpa
de saber mentir.

El pecado de volver.

Pensarte quitó destierro
oscuridad a la retina
el hollín espeso de los engaños
la amarga comedia,
la farsa perpetua
de verse en los espejos
aroma sin alma,
agrado sin razón.

Pensarte prohibió todo
hasta el bocado tierno
el sello inocente, ingenuo,
el egoísmo malcriado
de sorber frescura,
el recorrido memorioso
de la virtud inmoral.

Sí, pensarte fue real;
amarte, quitó de mí los restos.

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